En el Diario DEIA, encontramos este reportaje, bajo el título "Bebe sin cadenas" :
"Mi camino no está dibujao, va campo a través". No se puede ser más claro. Lo canta la extremeña Bebe en su tercer disco, Un pokito de rocanrol (EMI), que acaba de publicarse esta semana y sigue libérrimo tanto en textos como en estilos musicales, ya que el repertorio cita lo mismo a figuras actuales como M.I.A que a clásicas, como Jeannette, pasando del rock a la electrónica, el hip hop, el funk y los aires flamencos La polémica Bebe estrenará estas canciones en Euskadi la semana próxima, concretamente el sábado 25 en la Jimmy Jazz de Gasteiz.
Podrá gustar más o menos y caer bien o mal debido a su particular forma de ser, pero enfrentarse a cada disco de Bebe es una aventura. Se puede uno esperar cualquier cosa de esta mujer de origen extremeño aunque nacida en Valencia (1978), que se convirtió, a su pesar, en una estrella vendedora con Pa´fuera telarañas, en el año 2005, y que dio la espalda al mercado y las imposiciones con su continuidad, Y., cuatro años después. Sus singles fueron La bicha, Me fui, Pa mi casa y Busco me. Lo editó cuando a ella le apeteció. Y punto.
En junio de 2006 anunció su retirada temporal del mundo de la música, centrándose en su carrera como actriz, que dio un salto con La educación de las hadas, dirigida por José Luis Cuerda, y Caótica Ana, de Julio Médem.
Ahora regresa con "ideas que han surgido de todos lados y la energía a flor de piel" con Un pokito de rocanrol, su tercer trabajo. "Es el más bárbaro" de todos, ha explicado Bebe, que dice haber "olvidado la melancolía" y sentirse "con una energía positiva tras recuperar mi humor negro". El disco no cuenta con la producción del conocido Carlos Jean, sino que, "guiada por mi olfato, como los animales", acabó bajo la supervisión técnica del productor francés Renaud Letang tras fallar una aproximación a Phil Manzanera, miembro de Roxy Music. Letang, al que Bebe no conocía, había trabajado con Luz Casal y Manu Chao, y el enamoramiento parece ser que fue mutuo porque, aunque la cantante lo desconocía, el francés había colaborado en dos de los discos que más había escuchado últimamente, los de Gonzales y Feist.
"Está todo tocado, sin programación, la batería es mucho más fuerte que en el disco anterior, la energía está más arriba y hay más humor negro", cuenta Bebe, que reconoce que "no es un disco de rock", en el sentido estricto, y que su título es una metáfora sobre la energía que desprende un repertorio de once canciones de sonido libérrimo y ecléctico, que salta en un mismo tema, en el caso de ABC, por ejemplo, del rock al funk, el r&b y el hip hop. En Adiós suena pop, en Sabrás se acerca a la dulzura de Jeannette y las divas del pop francés de los 60 y 70; en Me pintaré mezcla electrónica y rap, remitiendo a M.I.A. y a Las Ketchup; y acaba aunando rock y flamenquito en cortes como Compra-paga.
Y con "la vida entera" como fuente de inspiración, Bebe demuestra que "mi camino no está dibujao, va campo a través", especialmente en sus letras. Ahí es donde se siente más libre, como cuando canta "no me ates que echo el vuelo". Su verso sabe alternar la confesión -Adiós no deja de ser una canción que mira a una relación como "una celda de castigo"-con lo lúdico -Me pintaré es explícitamente sexual: "esta noche quiero cenarte, tu saliva chorrea entre mis labios… empujones, arañazos, tirones, bocaos"- sin olvidar la denuncia, como cuando canta "estamos para que nos encierren", se planta ante las prohibiciones -Yo fumo- o en ABC señala "a tanto kabrón, tanta policía pervertía, tanta subordinación, tanta incomunicación". "No pienso dejarme avasallar", advierte Bebe, que regresa a tumba abierta -en la presentación del disco tuvo un enfrentamiento con un periodista- y campo a través. Sin reglas, tan polémica y libre como siempre.
Podrá gustar más o menos y caer bien o mal debido a su particular forma de ser, pero enfrentarse a cada disco de Bebe es una aventura. Se puede uno esperar cualquier cosa de esta mujer de origen extremeño aunque nacida en Valencia (1978), que se convirtió, a su pesar, en una estrella vendedora con Pa´fuera telarañas, en el año 2005, y que dio la espalda al mercado y las imposiciones con su continuidad, Y., cuatro años después. Sus singles fueron La bicha, Me fui, Pa mi casa y Busco me. Lo editó cuando a ella le apeteció. Y punto.
En junio de 2006 anunció su retirada temporal del mundo de la música, centrándose en su carrera como actriz, que dio un salto con La educación de las hadas, dirigida por José Luis Cuerda, y Caótica Ana, de Julio Médem.
Ahora regresa con "ideas que han surgido de todos lados y la energía a flor de piel" con Un pokito de rocanrol, su tercer trabajo. "Es el más bárbaro" de todos, ha explicado Bebe, que dice haber "olvidado la melancolía" y sentirse "con una energía positiva tras recuperar mi humor negro". El disco no cuenta con la producción del conocido Carlos Jean, sino que, "guiada por mi olfato, como los animales", acabó bajo la supervisión técnica del productor francés Renaud Letang tras fallar una aproximación a Phil Manzanera, miembro de Roxy Music. Letang, al que Bebe no conocía, había trabajado con Luz Casal y Manu Chao, y el enamoramiento parece ser que fue mutuo porque, aunque la cantante lo desconocía, el francés había colaborado en dos de los discos que más había escuchado últimamente, los de Gonzales y Feist.
"Está todo tocado, sin programación, la batería es mucho más fuerte que en el disco anterior, la energía está más arriba y hay más humor negro", cuenta Bebe, que reconoce que "no es un disco de rock", en el sentido estricto, y que su título es una metáfora sobre la energía que desprende un repertorio de once canciones de sonido libérrimo y ecléctico, que salta en un mismo tema, en el caso de ABC, por ejemplo, del rock al funk, el r&b y el hip hop. En Adiós suena pop, en Sabrás se acerca a la dulzura de Jeannette y las divas del pop francés de los 60 y 70; en Me pintaré mezcla electrónica y rap, remitiendo a M.I.A. y a Las Ketchup; y acaba aunando rock y flamenquito en cortes como Compra-paga.
Y con "la vida entera" como fuente de inspiración, Bebe demuestra que "mi camino no está dibujao, va campo a través", especialmente en sus letras. Ahí es donde se siente más libre, como cuando canta "no me ates que echo el vuelo". Su verso sabe alternar la confesión -Adiós no deja de ser una canción que mira a una relación como "una celda de castigo"-con lo lúdico -Me pintaré es explícitamente sexual: "esta noche quiero cenarte, tu saliva chorrea entre mis labios… empujones, arañazos, tirones, bocaos"- sin olvidar la denuncia, como cuando canta "estamos para que nos encierren", se planta ante las prohibiciones -Yo fumo- o en ABC señala "a tanto kabrón, tanta policía pervertía, tanta subordinación, tanta incomunicación". "No pienso dejarme avasallar", advierte Bebe, que regresa a tumba abierta -en la presentación del disco tuvo un enfrentamiento con un periodista- y campo a través. Sin reglas, tan polémica y libre como siempre.
Fuente : Deia 19-2.2012.
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