Fecha: jueves, 25 de noviembre. Lugar: casa de Cultura de Burlata. Intérpretes: Bebe, a la voz y a la guitarra; acompañada por Pablo, a las guitarras; Javi, al bajo; Guille, a la percusión, y Carlos, a la batería. Incidencias: concierto presentación de Y., segundo CD de Bebe. Hora y 40 minutos de duración. Lleno.
MÚSICA para después de una guerra… consigo misma, suponemos. Posiblemente librada, durante mucho tiempo, en su interior. Canciones para después de un conflicto seguramente desencadenado antes del voluntario retiro de Bebe ante el dilema que le planteó el triunfo cosechado por Malo: seguir yendo a por todas -a riesgo de convertirse en un muñeco roto, fagocitado por la industria-, o hacerse a un lado y volver a empezar. Así pues, música para empezar de cero después de haber optado por hacer borrón y cuenta nueva, a juzgar por las letras que escuchamos. Y punto. Y punto y aparte, he aquí lo que ofreció la menuda pero gran artista valenciana en un día, por desgracia, marcado en negro en los calendarios. Y no sólo porque fuese laborable: desde el año 2000, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Sobre un escenario presidido por un espectacular columpio/mecedora que pendía del techo, entre haces lilas, balanceándose acompañada únicamente por su guitarra, la referencial Bebe dio el pistoletazo de salida susurrando el intimista Cuanto + Me Sujetas, prosiguiendo, ya con la banda sobre las tablas (batería y set de percusiones, ladeados, al fondo, y bajista y guitarrista/teclista a ambos lados, flanqueándola) con los reveladores Me Fui y Busco-Me: temas de corte intimista y letras realmente autobiográficas, introspectivas y reflexivas que, suavemente rapeados, denotaron claras influencias chill, entre otras. A continuación, la noche, de dos velocidades, mostró su cara más vivaracha con El Golpe, primer tema viejo recuperado y que, de raíz más impulsiva, llevó a la cantante a moverse con soltura y fuerza por el entarimado. Tras recuperar otro recordado éxito, Con Mis Manos (sonaron casi todos los viejos, excepto Malo -tal y como sospechamos-: toda una declaración de intenciones su decisión de no incluirlo en el concierto), lo hizo No + Llorá, canción que dedicó "a los viajeros incansables"; a los que, a nuestro entender, optan por viajar ya por fuera, ya por dentro, huyendo de sí mismos y sus circunstancias, sean cuales sean: en cualquier caso, una nueva oda llena de reivindicación propia y reafirmación personal, como Pa Una Isla, Se Fue o Qué Mimporta, nuevos y siempre transparentes cánticos a la libertad de elección de cada cual que, por momentos, nos trajeron a la memoria al Robe Iniesta de principios de los 90; a aquel que, con la misma idea de fondo aunque de forma más primaria, disparaba letras como "Quiero comer cuando tenga hambre/Quiero dormir cuando tenga sueño…" Hacer lo que le diera la gana, como Bebe a día de hoy. Y punto. Con el final del concierto en lontananza, asomaron otras tres viejas composiciones, las bullangueras Ska De La Tierra, Como Los Olivos y Siete Horas, la más celebrada de la noche, quedando para los bises, entre otras, una versión de lo más cabaretera del A Quién Le Importa (tema que, ofrecido en solitario, demostró encajar como anillo al dedo en la filosofía y en el conceptual repertorio actual de Bebe) y una libre adaptación de Tu Curazón, de Extremoduro, antes de despedirse con Pa Mi Casa.
Tras el fulgurante éxito de Pafuera Telarañas, Bebe, una chica como otra cualquiera a la que el éxito masivo no engulló de milagro, una chica de la calle que logró cantar su canción, decidió dejar su carrera en momentáneo barbecho, logrando saltar a tiempo el vallado ante la voraz embestida que le venía encima. De éxito, pero embestida, a fin de cuentas. Y es que tan malo puede ser morir de éxito como de fracaso, sino peor. Ahora, tras poner orden en su vida, aquí está nuevamente, presta a reconducir su carrera y a tocar el cielo con sus canciones nuevamente: ¡Bienvenida!
Fuente:noticiasdenavarra.com
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