domingo, 22 de abril de 2012

Entrevista a Bebe antes de su concierto en Córdoba.

Han pasado ya casi ocho años de aquel Malo, ese himno contra la violencia de género que la catapultó a un reconocimiento que le costó digerir. La carretera, la maternidad y los afectos le han templado el ánimo a María Nieves Rebolledo -Bebe para los amigos y los que la detestan- aunque, a su pesar (según confiesa), sigue protagonizando polémicas ajenas a su música. Tras la colaboración con Carlos Jean en Pafuera telarañas (2004) e Y. (2009), en Un pokito de rocanrol (EMI), su último disco, se ha puesto a las órdenes de Renaud Letang, productor de Manu Chao. Mañana actúa en la sala Metrópolis a partir de las 23:00.

-"No me acostumbro a tanto hijo de puta chupando del bote...". El primer tema es un canto a la indignación... -Al principio se iba a llamar No me acostumbro, pero al final se quedó ABC porque a lo que no me acostumbro no es a ninguna cosa rara, sino al sota, caballo y rey de la vida.

-Habrá tenido un filón con los lemas del 15-M. -Esa canción está escrita hace tres años. Ya me venía quejando, venía sin estar acostumbrada hace tiempo... Pero ha coincidido con todo esto y quien quiera recibirlo de esa manera, me parece bien. Al fin y al cabo, es algo que pensaba hace tres años y sigue pasando ahora. No evolucionamos demasiado.

-En Sabrás también se pone romántica. -Este tema lo terminé en París, pero lo empecé en el coche, de viaje, paré un momento y grabé un trocito con la melodía y la letra para no olvidarme y la fui terminando en el sofá que estaba en el pasillito del estudio de grabación. Si el disco tiene cero melancolía, ésta es, digamos, la canción más dramática.

-¿Cómo convive con la fama? -Ya lo llevo bien. Lo más fuerte pasó en los tres primeros años. Me tomé un tiempo de descanso entre el primer y el segundo disco. Ya todo se fue reubicando y yo ya me tomo las cosas de otra manera, sobre todo con mucho humor. Ahora la gente va a lo suyo y yo, a lo mío.

-Pero la presentación del disco en la sala Sol de Madrid arrancó con polémica. ¿Qué pasó exactamente? [Vídeo disponible en YouTube, para quien aún no haya visto el famoso "que os follen bien"]. -¿Ese corta y pega que han hecho? ¿A la manipulación de la información te refieres?

-¿Le molestó que arrancara así la promoción? -He procurado todo el rato ignorarlo pero de repente ves un cierto corporativismo incomprensible... Yo creo que lo mejor es no darle más bola y que corra el aire porque ante la manipulación de un vídeo no puedo hacer más nada. Y seguir a lo nuestro, hacer conciertos, ensayarlos bien... El movimiento se demuestra andando.

-Pese a todo, ¿cómo es su relación con los medios? -Por norma es muy buena. Los tres primeros años, como fueron muy intensos, me tomé un tiempo para reflexionar, entre otras cosas sobre esto [los medios], para darme cuenta que forma parte de algo que me gusta hacer que es la música. Y a partir del segundo disco las entrevistas fueron muy bien. Esto es como todo, depende de con quién hables.

-¿Cómo va su faceta como actriz? -Ahora mismo estoy con la música. Este verano me ofrecieron una cosa muy bonita pero no pude porque estaba centrada en la grabación del disco. Además estuve haciendo teatro en el Festival de Mérida [fue una de las tres Antígonas del certamen de teatro clásico].

-¿Qué es lo que escucha ahora? -Pues desde Cathy Claret, La chica del viento, una francesa maravillosa que se ha criado aquí entre gitanos, los Zombie Kids y LCD Soundsystem, a Lole y Manuel o el último disco de Amy Winehouse.

-¿Se imagina su carrera dentro de unos años? -No me imagino demasiado: con que vaya pudiendo hacer las cosas que me gustan me doy con un canto en los dientes.

-¿Le ha afectado la crisis? -Claro. Ya no hay tantos conciertos, ya no se paga lo que se pagaba antes, hay que moverse de otra forma... Tenemos que aprender a amoldarnos a la situación y procurar sobrevivir. Pero está bien, nos agudiza la creatividad.

-Ha dicho que uno de sus últimos hallazgos son los Pony Bravo. -Me gustan muchísimo. No me gustan las comparaciones pero tienen ese rollo salvaje de The Doors.

-Aunque los Cantajuegos se ha convertido también en la banda sonora de su vida. -Sí, sí, cien por cien. En mi casa los Cantajuegos se escuchan todos los días y el chu-chú-guá y cosas así.

-¿Y su música le gusta a su hija? -Sí, sobre todo las que son muy animadas como K.I.E.M.E.R.E. y Qué carajo. A los niños les gustan las canciones que son enérgicas. Con las lentas te dicen: "Pásala, pásala".

Fuente:  El Día de Córdoba,

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