Este el tercero en una carrera que comenzó en el 2003 con superéxitos como Malo y Ella, dePafuera telarañas (2004). Joyas es el tema de Un poki to… que confirma que la cantante española de 33 años, madre de una niña de dos, quiere seguir aprendiendo porque “aprendices somos todos”.
“Tengo que aprender a ser mamá, tengo que aprender de mis errores, a evolucionar, y también de las cosas buenas que una hace. Y no lo digo por hacerme la humilde, sino porque creo que me quedan muchas cosas por hacer”, dice desde su casa en las afueras de Madrid.
“Me he criado en sitios pequeños; ésta es una casita con jardín, lejos de la ciudad, que es muy hostil”, comenta la cantante, contando que cuando entró la llamada para la entrevista se disponía a regar las plantas.
“Ya está llegando la primavera, y todo se pone muy verde. Me parece sentir el sol y el aire que entran, porque no hay edificios, sino árboles”, apunta, en consonancia con el mood de Un pokito de roncanrol.
El disco se puede escuchar así, como una explosión de vida en una tarde soleada y tranquila. Para algunos de los fans de Bebe, sin embargo, puede ser una sorpresa. “Ha habido mucha gente que lo ha recibido bien y otros lo han recibido fatal. Esperaban que iba a cantar canciones más dóciles, más suaves”, explica sobre el material cuyo primer single, K.I.E.R.E.M.E, se lanzó en noviembre en iTunes.
Aunque las canciones son sin duda rítmicas y rockeadas, el título responde más al espíritu que recorre toda la producción. “Es más bien por la energía del rock and roll antiguo, que tenía un sentido del humor súper negro, que salía cuando se reunían a tocar después del trabajo en sus casas humildes”, dice pensando quizás en esas bandas clásicas de las ciudades obreras inglesas donde surgieron los primeros grupos de rock.
Lo cierto es que Bebe no deja de ser quien es, y lo dice también en Joyas. “ Ahora me encuentro bien y motivada y saco mi lengua a pasear”, anuncia, para luego lanzar su crítica: “ No me acostumbro a que medio mundo nos acostemos trankilos [así en el disco]. Y en el otro medio se mueran por miles los niños”.
“Son mis reflexiones, mis lecturas”, señala sobre las letras del disco, que firma con su nombre verdadero, María de las Nieves Rebolledo.
“Estoy contenta, me siento más mujercita, y de repente la gente prefiere verme más compungida, más vulnerable”, reconoce a la vez que salpica la conversación con los cuentos de una vida más hogareña.
Ahora escucha mucha música infantil porque a su hija, Candela, le encanta bailar. “He vuelto a los 17 años, uno tiene que evolucionar pero no se debe ‘perder el niño’ porque [éste] hace que te rías de ti mismo, que pierdas muchos pudores”, apunta.
También confiesa que tiene un cocinero particular, su pareja, a quien dedica el tema Mi guapo. “Me prepara todos los manjares de esta vida porque cocina maravillosamente”, dice, contando que la familia la acompaña en las giras en una furgoneta. “Hace poco fuimos a Málaga porque extrañaba el Sur, y luego subimos a El País Vasco’, dice la cantante nacida en Valencia y criada en varias ciudades extremeñas como Badajoz, adonde regresa hoy para ofrecer un concierto.
Planes le sobran. Confiesa que le gustaría volver a actuar. Después de todo eso fue lo que la llevó a Madrid a los 18 años. “La interpretación es un trabajo muy íntimo”, apunta, recordando que su hija la inspira.
“Los niños determinan las prioridades en tu vida. Hacen que todo mantenga un orden mucho más lógico”, apunta recalcando que es pura energía.
“Puede que vuelva a la melancolía, pero por ahora me río mucho e intento buscar lo positivo en todo”, concluye.•
Fuente:elnuevoherald.com
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