Una apariencia más pulcra y la sonrisa a flor de piel no es lo único que diferencia a la actual Bebe de la que irrumpió como tormenta en el mundo de la música hace cinco años.
También es distinta su actitud, su pose, su forma de hablar y su risa. Claro que a ella no le hace mucha gracia escuchar estos comentarios de los reporteros, pero no puede negar que es verdad.
No obstante, tenía motivos de más para no ser feliz entonces: la fama le llegó sin avisar y la arrancó con violencia de su estado de confort para llevarla a un ambiente desconocido, bullicioso y algunas veces hasta agresivo. De un día para otro, Bebe se convirtió en la artista de música alternativa más enigmática del mundo hispano. Viajes, entrevistas, conciertos, premios, más viajes, más conciertos. Nada a lo que estuviera acostumbrada.
Las reacciones no se hicieron esperar, ni de parte de la artista ni de los medios. Fue cuestión de tiempo para que la actitud rebelde y apática de Bebe colmara la paciencia de los reporteros, y viceversa.
Volver a reír
"Asumí todo lo que ha pasado", dijo la cantautora en una entrevista reciente desde Madrid. "Sobre todo he procurado encontrar tranquilidad entre tanto jaleo, estar tranquila, volver a reírme, tener humor para todo".
Eso significa que el regreso de Bebe a propósito del segundo disco de su carrera, Y., —se pronuncia "y punto"—, viene con un actitud distinta, sabiendo a lo que se atiene.
"Ahora todo es más tranquilo que la otra vez", reconoció la cantante de 31 años nacida en Valencia y criada en Extremadura, España.
La vuelta a los escenarios luego de un exilio musical voluntario de casi dos años trae consigo muchos planes y giras, pero todo a su tiempo. Bebe no quiere repetir errores del pasado y por eso en esta ocasión todo es más organizado.
Pero llegar a este punto no fue fácil. María Nieves Rebolledo, su nombre verdadero, tuvo que pasar por una catarsis que incluyó un viaje de un año sola por las carreteras de España. En ese lapso, lo único que hizo fue escribir canciones y ver paisajes; de esta experiencia están impregnadas las letras de los 13 temas que incluye el disco.
"En realidad no fue tanto [el tiempo que estuve sin cantar]. Trabajé hasta mediados de 2007. Solamente descansé un año porque el resto estuve currando", dijo.
Sin embargo, entre Pafuera telarañas —su primer álbum— e Y. hay cinco años de distancia, y aunque en esencia ambos materiales son parecidos, la experiencia detrás de la creación de cada uno de ellos es lo que más distingue a la Bebe de antes de la de ahora.
"No porque el otro no me gustara, sino porque las canciones llevaban escritas como cuatro años antes de grabar el disco; eran canciones que tenían mucho más rodada y ya estaba mucho más acostumbrada a ellas. En cambio estas canciones son nuevas, súper nuevas", dijo.
Los temas de Pafuera eran las canciones que Bebe cantaba en los bares de Madrid, ciudad a la que se fue a vivir desde que era adolescente para tratar de hacer una carrera como actriz.
Pero un productor la "descubrió" y le propuso hacer un disco. Luego de eso, su música comenzó a oírse en las estaciones de radio de España, donde casi inmediatamente se convirtió en una sensación.
Temas eróticos
Bebe vendió medio millón de discos y, cuando todavía era una desconocida en América, recibió cinco nominaciones al Grammy Latino en 2005, el máximo número para un artista en ese año. Sólo ganó el de Mejor artista novel, pero pudo dar una probada de su talento al interpretar durante la transmisión de la ceremonia Malo, un tema que habla sobre la violencia de género. En esa ocasión Bebe regresó a España con un mal sabor de boca porque una de las frases de la canción fue censurada.
"Fue una etapa en mi vida que la que estaba estudiando; era más pequeña y no sabía de qué iba esto", reconoció. "Con este segundo disco me he concentrado en trabajar, porque sabía que iba a grabar un disco… Me puse a trabajar sabiendo las cosas concretas que quería, con conocimiento de causa".
Como en el primer CD, en Y. vuelven los temas eróticos y controvertidos. Bebe retoma asuntos como el sexo, la masturbación y el sadomasoquismo y los mete en sus canciones sin el menor pudor.
"No sé, no sé qué es lo que me motiva a mí, no me lo planteo", contestó acerca de qué es lo que la inspira a escribir así.
En el último corte del álbum, Uh, uh, uh, uh, uh, un tema medio bluesero, Bebe le confiesa a un hombre que le gustan tanto él como el hermano, y propone una relación entre los tres.
"Esa canción salió en el local una noche que estabamos el Tío Calambres, que es el bajista mío", contó. "Mi grupito y yo y estábamos riendo después de una tarde entera tocando y ensayando, y estábamos tocando con el bajo, riéndonos, charlando y él empezó a tocar el bajo y a mí me empezó a salir esa letra de uh uh, ¿sabes?, como buscando cosas que fueran rimando, y de repente empiezan a llegar cosas por tu cabeza y empiezas a divagar… y suceden las cosas; no son tan premeditadas como parece que son".
Lo que Bebe no dirá es si el contenido de la canción es una experiencia propia.
La política es otro de sus temas favoritos, pero en esta ocasión ya no es el ex presidente George W. Bush el blanco. Aunque tampoco lo es el mandatario actual, Barack Obama.
"Todavía no ha habido nada chungo, no me enterado de nada chungo para catalogarlo", reconoció. "Ahora mismo hay que concederle el beneficio de la duda a los que se ponen en esos cargos, ¿no? Evidentemente Bush nos tenía fritos a todos y era demasiado claro en las cosas que estaba haciendo, y como él hablaba con tanta claridad se merece que lo ataquen con esa misma claridad", agregó.
La artista tenía programada una gira este mes por Estados Unidos y México. Sin embargo, días antes de una actuación en el Central Park de Nueva York —donde iba estar a cargo de clausurar la Conferencia de Música Latina Alternativa—, y de otra en la tienda de discos Amoeba de Hollywood, pospuso su viaje por "circunstancias inesperadas". Hasta ahora sólo hay planes de una gira que comenzará en octubre por este país.
Algo que es evidente es que Bebe no disfruta ser una celebridad. Aunque ella no se considera como tal, gran parte de su vida gira alrededor de artistas y eventos públicos. Sin embargo, ahora está dispuesta a lidiar con esto porque cree que está "más madurilla" en algunas cosas.
Esa madurez se nota en su apariencia en general. En su nueva imagen luce ropa combinada, maquillaje profesional y un peinado más pulcro. Pero no le digan que en algún momento parecía hippie debido a su aspecto desaliñado, porque se considera de cualquier tendencia menos de la setentera.
Mientras tanto, no quita el dedo del renglón respecto a sus planes de actuar, y a pesar de que ha participado en unas cuantas películas, ninguna ha sido un proyecto relevante.
La música sigue siendo su prioridad, algo que en estos cinco años ha estado intacto, tanto como su compulsiva adicción al tabaco.
Fuente: impre.com
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