
Apuesto a que ya lo sabéis.
“Qué va, que yo no he roto ni con mi pasado ni he roto nada en mi vida”, decía Bebe este martes, con ese tono de quinqui pasota de extrarradio que ni se le va ni falta que hace que se le vaya. Y luego añadía: “Lo único que rompo son las camisetas”. Bebe estaba sentada en el escenario de la Sala Sol de Madrid, cigarrillo en mano, y yo le había preguntado por esa ruptura con el pasado que, según había leído, se supone que es su nuevo disco, Un pokito de rokanrol, así, todo con k, que se publica el próximo 7 de febrero. “Ya sabes cómo sois los periodistas, siempre buscando titulares”. Y sí, es verdad, los periodistas buscamos titulares que sorprendan pero… ¿Quién no ha pensado en romper con el pasado alguna vez? Usted mismo, y Bebe seguro que también. Por eso luego se lo pensó mejor y dijo: “Eso de romper con el pasado es una metáfora”.
Antes de tirarse en el suelo y decirnos con buen tono a los doscientos presentes (periodistas y gente de la industria musical, básicamente) que no le apetecía mucho responder preguntas, había cantado unas cuantas de sus nuevas canciones, cinco, concretamente, temas que no sé si rompen del todo con lo anterior pero sí que suenan a nuevo, a cambio, a furia y a enfado. Son canciones muy muy bailables, pinchables en discotecas y muy pegadizas, como demuestra el hecho de que más de uno y más de dos saliera de la Sol canturreando alguno de los estribillos escuchados. Meted en la batidora punk, reggaeton, algo de electrónica, un poco de merengue, un toque de copla y añadidle algo de humor y un poco de azúcar y entonces tendremos el resultado: Un pokito de rokanrol.
El disco. "Es como de un búfalo, ¿no?", decía Niño Triste. Sí, pero, ¿qué significará? Foto: CC
Antes de que Bebe saliera al escenario lo hicieron sus músicos, todos sorprendentemente elegantes, con sus corbatitas y sus camisas blancas, por lo que chocaban estéticamente con el imaginario punk o rockero, y ella, que apareció flamante a eso de las nueve, no sé si chocaba o no. Sí sé que estaba muy, muy, muy guapa, impresionante, y que por eso puede ir como le dé la gana. Lucía una mini-mini falda llena de besos (otra metáfora), una camiseta blanca con una cabeza y un lazo, y unas imposibles zapatillas-plataformas-fluorescentes (¿dónde las compraría?). Un look explosivo, desde luego, pero que no llamaba tanto la atención como sus ojos pardos, enormes y profundos. Bebe es una mujer desbordante y este martes desbordaba energía.
Lo primero que cantó, a eso de las nueve, fue Me pintaré, una de sus canciones más marchosas, donde se escucha “me pintaré la boca pa ti, quiero bailar hasta que se me rompa el cuerpo… hoy no quiero pensar, hoy no quiero pensar…”, y con ella quería decirnos pues eso, que con este disco vamos a bailar mucho.
También cantó, por supuesto, el tema que desde el martes puede escuchar todo el mundo, que además yo creo que supone un poco el mensaje final del mini-concierto presentación: K-I-E-R-E-M-E, así, con K de punky, y repetido muchas veces, y deletreando la palabra, pronunciando las letras furiosamente, ka-i-e-erre-e-eme-e, y diciendo después: “Lo que yo quiero es que me quieras”. Evidentemente, como cualquiera, Bebe quiere que la quieran, y esta canción es muy pegadiza, además de exorcizadora, como esa otra que cantó durante el concierto y que mostró su lado más macarra y furioso: “Qué carajo me estás diciendo que no te comprendo/ qué carajo me estás diciendo que no te comprendo… dónde tienes la cabeza, entre el cerebro o entre las piernas”.
El disco lo ha grabado en París, protegida por Renaud Letang, un productor prestigioso, conocido, que escuchaba todo desde la sala, satisfecho, observando las temidas reacciones de los periodistas. Las reacciones de los periodistas yo creo que fueron buenas: a algunos no les gustó, pero otros a los cinco minutos ya estaban bailando, otros a los diez ya estaban tarareando estribillos y la mayoría sonreía y aplaudía con entusiasmo cada vez que Bebe terminaba una canción. “Si sólo hemos escuchado esta canción una vez, y ya nos la sabemos, eso significa que la gente las va a cantar mucho”, decía mi amigo Niño Triste, y tenía razón.
Se nota que es un disco muy rabioso, muy furioso, como si Bebe estuviera enfadada con la vida. ¿Qué le habrán hecho? De hecho, cuando dejó de cantar, le pegó golpes al micrófono, que sobrevivió de milagro, pues al final lo tiró sobre el escenario con fuerza. Pero también hay canciones más pop que tanto gustan a los fans que la hicieron famosa, como Adiós, un tema triste, romántico y luminoso que sirve de respiro ante tanto desenfado.
Incógnitas. ¿Dónde estaba Puri, su inseparable representante/amiga/paño de lágrimas y potenciadora de alegrías? ¿Y el afamado productor, Renaud, por qué no dijo unas palabritas? ¿Por qué hubo tan pocas preguntas?, ¿Por qué Bebe oculta su timidez con salidas de tono algo vulgares? ¿Estaría su pareja, ese joven músico del que hay quien habla maravillas, semioculto entre el público o en camerinos o se quedaría en casa, cuidando de la pequeña Candela? ¿Por qué le gustará a Bebe llevar tantas pulseras? ¿Es una mujer borde?
A esta última pregunta mucha gente respondería sin dudar: sí, es borde a veces. Yo creo que en realidad es una mujer tímida, y que para vencer la timidez, para protegerse, utiliza a veces un escudo. Yo creo que el martes cuando finalmente salió al escenario para responder posibles preguntas y dijo algo así como “esto no me apetece, es lo más friky que me han hecho hacer”, estaba muy, muy nerviosa. Puedo decir además que otras veces que he coincidido con ella ha sido muy amable conmigo, no tanto como Puri, su representante, pues Bebe no es una de esas mujeres que son excesivamente simpáticas.
Tampoco es hipócrita, eso desde luego. En un mundillo en el que se trafica tanto con la vanidad, el interés y la apariencia, ella siempre ha ido por libre, sin bailar el agua a nadie, sin trepar, y así, sin trepar, por su trabajo y por ella, ha conseguido el éxito y la fama, una fama que, por cierto, a punto estuvo de destrozarla en su día, aunque todo el mundo le diera enhorabuenas y palmaditas en la espalda. Son las trampas del éxito, y ella las conoce. Pero eso es otra historia.
Y sí, suelta por su boca lo que le da la gana, siempre lo ha hecho. Por eso dijo varias veces al respetable eso de “que os f--- bien”, que, “¿es un intento de transgredir?”, se preguntaba un invitado. No, yo creo que no: ella es así, malhablada, pasota, distinta. Ella es Bebe.
Lo mejor: que hubiera barra libre de cervezas Coronita, detalle de la productora muy, muy agradecid
Fuente : Vanity Fair
Ha perdido la fe en el susurro y ahora vocifera, araña pero la herida no escuece
Bebe y sus cuatro músicos (el guitarrista Pablo Novoa al frente, todos con camisa blanca y corbata estrecha) se dejaron ver anoche por El Sol para ofrecer un adelanto de cuatro temas ante un heterogéneo grupo de periodistas, amigos, invitados y músicos afines, desde La Shica a Luis Pastor o a su anterior productor, Carlos Jean. Las 11 composiciones de Un pokito de rokanrol no llegarán a las tiendas hasta el 7 de febrero, pero, por lo visto ayer, se cumplen los pronósticos: el cambio es bien drástico.
La extremeña ha optado por prescindir de melodías y armonías casi por completo, rapea sobre bajos continuos y se lo juega todo a la baza de los ritmos desbocados. Me pintaré o Qué carajo son carne de directos frenéticos, raves desaforadas o celebraciones hasta altas horas en la noche maquinera. Y aunque la sensualidad sigue nutriendo sus contenidos, la reflexión y los matices se desvanecen por el sumidero. Aquella gata ronroneante que en Y. nos hacía partícipes de sus inquietudes y sueños húmedos se ha transformado ahora en tigresa desafiante, furibunda. Sus arañazos son más inmediatos, pero no tiene tiempo de hincar la uña. Y la herida es tan superficial que ni escuece.
El giro pretende ser de 180 grados, pero no queda claro que el sentido sea el más idóneo. El nuevo productor, Renaud Letang (Feist, M.I.A., Manu Chao), se dice encantado con un repertorio "simple, inteligente y moderno" en el que el sentimiento latino se mezcla con la cosa electro. Y simple es, en efecto, un buen adjetivo para describir el estribillo de K.I.E.R.E.M.E., deletreado como si nos encontrásemos ante una versión gamberra del Cantajuegos.
En los recreos de primaria puede que también haga fortuna eso de "Qué carajo me estás diciendo / qué carajo que no te comprendo", pero los papás tendrán que colocar un par de rombos ante Mi guapo, Tilín (que no sonaron ayer) o Me pintaré ("Esta noche quiero cenarte y, si estás sabroso, desayunarte"). La picardía o las confesiones lúbricas van cediendo paso ante las obviedades ("Quiero bailar hasta que se me rompa el cuerpo... Hoy no quiero pensar"). Nieves Rebolledo ha querido ser más directa e inmediata, sí, y con ello quizá conquiste nuevas audiencias. Pero corre el peligro de perder mucho encanto.
Además del adelanto ("Me pintaré"), la prensa convocada en los estudios Ferber de París escucha un total de nueve de las once canciones que se incluyen en el álbum, titulado Un pokito de rocanroll, no?, que saldrá a la venta en febrero de 2012. Aunque sólocuatro de ellas están mezcladas y en fase final,ninguna deja indiferente por lo que proponen tanto en letras como en música. "Es un disco que huye de las estructuras pop, pero es muy fácil de escuchar", cuenta el productor.
El primer sencillo, a la venta desde este martes es"K.I.E.R.E.M.E.", una canción que tiene muy presente la música de M.I.A. y que muestra la vertiente más urbana del disco. En ella Bebe recita casi a ritmo de rap, con tintineos de fondo, un bajo castigador y omnipresente y detalles que colindan con ritmos tropicales.
"Mi guapo" suma silbidos, guitarra española y sintetizadores que llevan a un estribillo pegadizo: "Mi guapo, mi guapito, mi muchachito. Contigo quiero hacerme un hijo".
En "Adiós", es curioso el contraste entre la ternura en la interpretación y una base musical bastante divertida (más tintineos e incluso pajarillos), que termina por contaruna triste historia de amor: "Hemos hecho lo que hemos podido. Prefiero estar sola a estar contigo".
"Sabrás" es otra ruptura sentimental. Pero en esta ocasión abre de manera muy tenue y va in crescendo sin perder ese toque emocional e intenso. Llega a ser rabiosa por momentos.
También hay sitio para la reivindicación social con "No me acostumbro". Bebe sigue sin pelos en la lengua, y ni se despeina para cantar "No me acostumbro a tanto hijo de puta del bote chupando". Es una clara protesta por el desequilibro de oportunidades en el mundo y el primer gran incendio que provoca este disco. Lo hace tras "Joyas", una especie de intro perfecta para guiarnos por este nuevo mundo.
"Der pelo" presenta una base electrónica cegadora, con cierta inspiración retro. Los coros son rompedores y contrastan con un puente melódico bastante sencillo. A rato elegante, a ratos distorsionada; así es esta canción que vuelve a abrir la jaula de una Bebe con ganas de comerse al mundo.
"Qué carajo" es un ska de tono imperativo a la vez que burlón: "Qué carajo me estas diciendo, qué carajo que no te comprendo" o "¿Dónde tienes la cabeza, entre o los hombros o entre las piernas? Sácala de dentro de la tierra".
Y la polémica seguro que sobrevolará con "Yo fumo". Una canción de mono absoluto de nicotina, muy claustrofóbica y furiosa: "¿Es que nadie tiene tabaco? Me muero por un pitillo".
Este 1 de diciembre a las 11 horas, Radio 3 estrenará al completo las canciones del álbum, comentadas por la propia Bebe.
ARTURO J. PANIAGUA (RADIO 3)
Fuente:rtve.es
BEBE nos acaba de contar esta primicia, desde su web oficial.
Así que ya sabéis, al menos en España, tendremos ese poquito de rock and roll, un poquito (que siempre es mucho) de BEBE y su música.
La artista valenciana saltó a la fama en 2004 con su canción “Malo” contra la violencia machista y el maltrato, convirtiéndose en un éxito inimaginable y llevándola a ganar el Premio Ondas 2004. Su álbum debut, Pafuera telarañas, vendió más de 500.000 ejemplares en España y fue número 1, permaneciendo más de 100 semanas en la lista de ventas.
Las canciones de Bebe, una artista singular, distinta, natural e independiente, se caracterizan por ser directas y poéticamente ricas. Es aquí cuando Bebe da gracias a su entorno, en el que se funden la amistad, la profesión y el cariño. Después de que en 2006 anunciara su retirada musical, participó en papeles principales en películas de directores de reconocido prestigio. En 2009, Bebe, apegada a su tierra, a su familia y a su gente, se dispuso a regresar para publicar su segundo álbum Bebe y. (y punto), lleno de nuevas canciones, con una perspectiva repleta de ilusión.
Fecha: 17/02/2012
Lugar: Palau de la Música
Hora: 21H
Fuente:festival-millenni.com
Sorprende bastante encontrar un disco que mantiene una dureza áspera, pese a auparse en ritmos de funk, blues, rock, dub e incluso drum’n bass, pero con constantes cambios de ritmo que dificultan encontrar la melodía de un estribillo juguetón con el que amansar la exigente fiera del público digamos menos acostumbrado a artistas que buscan salidas al laberinto mediático en los que puede situarle un éxito tan masivo como temprano.
Ese tipo de audiencia lo tendrá muy crudo a la hora de encontrar un tema con el que relacionarse, pues tan solo en contadas ocasiones el ritmo se relaja y permite entrever cierta dulzura en las letras de la artista. Canciones como “Mi guapo” o “Adiós” cumplen esa función, mientras que otras como “Me pintaré”, “Der Pelo” o la explícita y contundente “No me acostumbro” sacan la fiera artística que Bebe guarda en su interior, con la satisfacción no disimulada de saber que este disco va dar que hablar, no va a dejar a nadie en la indiferencia. Pecado en el que ya incurrió en su anterior trabajo y que no está dispuesta a repetir.
Por eso la aventura francesa tiene sentido y por eso se ha ganado de entrada el favor de los que hemos acudido a la escucha y que asistimos algo atónitos al violento estallido de un disco que posiblemente se editará con el explícito título de “Un poquito de rock’n roll”, algo a lo que sin duda le pedía el cuerpo a la artista que primero adopta cierta actitud a la defensiva ante la invasión que representamos de su espacio creativo los periodistas, pero que luego se relaja y se presta a responder a las preguntas que con cierta cautela vamos lanzando.
Tras un improvisada rueda de prensa y pedir que se repita la escucha de algún que otro tema más, todos los invitados por la compañía EMI a la escucha nos vamos a cenar y a compartir un ratito más con la cantante y su manager con la seguridad de que el disco va a dar que hablar... y mucho!.
Fuente:mundosonoro.com