Se hizo esperar un rato. Contratiempos de la maternidad. Los pequeños no entienden de horarios de conciertos a la hora de la cena. Cuando se subió al escenario, Bebe se disculpó atentamente y recuperando su faceta artística, no puso impedimento alguno en ser la que todos esperaban. Apenas segundos duró su cara de niña buena, bajo aquel aspecto adolescente de coleta y sobria camisa cenicienta.
"No + llorá" retumbó en la acústica de la galería del Teatro Alcázar y los fans de la cantante extremeña corearon al unísono. Bebe daba pistas a los chicos y chicas del coro: iba a ser una noche cuerpo a cuerpo, sin eufemismos ni medias tintas. Para empezar, la artista no se presentaba sola. Desde el principio había cedido protagonismo, ya que además del espectáculo musical, se exponían las pinturas del madrileño Javier Bergasa y los diseños de complementos hechos a mano de Mariluz Martín.
Nada más y nada menos que mes y medio habían estado conviviendo en la casa de la cantautora para compartir la experiencia creativa y preparar algo muy especial, explicaban horas antes del concierto. "Invitamos al público a tener una relación con un trío", sintetizaba con un guiño cómplice y metafórico Bergasa.
En correspondencia a la cooperación y el trabajo "en familia", Bebe les dedicó "Buscome", un tema de introspección personal, en el que se desgrana la constante búsqueda del autor hacia la obra y hacia sí mismo. De hecho, los tres coincidían en que cada obra tiene una historia y sólo el espectador puede decidir cuál es. "Me fui", "Pá un día" o "se fue" dieron voz a "Y.", su último disco, permitiendo vía de paso a temas de su primer trabajo: una versión swing del popular "con mis manos" y "el golpe".
En familia
Después de una pausa para un refrigerio en la barra --aspecto genuino de las "Alcazar"s night"--, comenzó la segunda vuelta del recital. Como quien regresa a casa, Bebe apareció con una copa en la mano y con fuerza a propulsión para terminar de consumar la entrega. "Uh uh uh uh uh" fue una declaración a dos bandas. En esa difícil, pero consentida pugna, los guitarristas de la cantante, sentados bajo un foco a medio gas, ilustraron los dos destinos de la protagonista de la historia.
La extremeña puso sobre la palestra todo un ejercicio de contorsionismo para seducir estrofa a estrofa hasta acabar tumbada a la altura de sus enamorados --músicos--. Un coqueto beso y un grito entre los fans: "Repítela" y un "luego en la trastienda" de la risueña intérprete como hábil respuesta. Y no había duda de que aquel "me gusta este viaje que me estás pegando" que cantaba iba en servicio express a los presentes. Se sentía entre amigos y dio voto a su ironía más gamberra y destartalada.
Soy mamá, pero también una mujercita y tengo bastante perreo por vivir
"Soy mamá, pero también una mujercita y tengo bastante perreo por vivir", había declarado resuelta aquella misma tarde cuando se le preguntaba por las transformaciones que había experimentado después del embarazo. "Qué mimporta" y "Escuece" revolucionaron la sala y aún dejaron hueco para "Siempre me quedará", un toque melancólico que se echaba en falta.
La batería y la eléctrica tendían demasiado a dejar en segundo plano la voz de la artista, así que cuando llegaron "Sin palabras" y uno de los temas inéditos con toque bossanova y bolero se despertó el acústico y se revalorizaron las distancias cortas. Este último tema fragilizó las sensaciones epidérmicas de Bebe y la humedad en sus ojos era como en la cebolla, sólo la capa visible de un silencio íntimo. Tanto ella como Bergasa habían hecho apología de la tristeza: "Ayuda a crear".
Pero como hay que "saber sacarla de la alegría también", la artista había invitado a otro amigo, Marcos, para que le acompañase en este "bonustrack" de la noche. Un poco delío de aire flamenco y para terminar, después de improvisar y regalar más de cinco temas de los previstos, "Pa"mi tierra". Bebe no puede ser más extremeña, aún connacimiento casual en tierras valencianas. Hasta para eso, para echar raíces y saber cantarlas, hay que tener empaque.
Fuente:rtve.es